Las ramas desgarran pedazos de la blusa de algodón, las mangas pronto serán poco mas que retazos. La tela del vestido de paño rojo que cubre el resto de su cuerpo no solo resiste, sino que compensa el peso que impone al protegerla de los cortes que serían de cualquier otra manera inevitables. Ella no lo nota; a la velocidad que corre, lo único que le preocupa es no caer. Pero el frío de la tierra sube por sus pies …
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Querida Susan: Me encuentro plenamente consciente que no resulta en lo absoluto habitual que todo y cada uno de nuestros deseos se vean satisfechos de forma tan plena como ha sucedido en los últimos años. No …
El tranvía de las tres de la tarde partía cada día sin demora, pero sin prisa. Palpó el papel, áspero al tacto, y por un instante logró oler la tinta. El debate en su interior se …
El chubasquero rojo se movía con toda la serenidad que se le permitía al pequeño cuerpo que lo portaba. Los rizos rubios caían sobre los hombros, un poco más desordenados a cada paso. Las botas se …
Una habitación no es solo una habitación. Ubicamos artículos en cada esquina, en cada espacio, esperando impregnar en ella un ápice de nuestra esencia; intentamos pintar salones y pasillos con un boceto de lo que reverbera …
Durante los tres años que llevo detrás del mostrador e visto pasar mas parejas de las que me interesa contar. Difícilmente podría recordar algún detalle sobre cualquiera de ellas. Eso cambió la tarde en la que …
¿Has probado la sangre? Yo tampoco. Pero he saboreado el miedo y se le parece mucho. El caracter del ser humano es maleable. Nos gusta pensar lo contrario, sobre todo cuando estamos en lo que creemos …
La caricia de la luz del atardecer y la brisa marina y salada se confabulan con el eco de voces y música que llegan como fantasmas de otro tiempo, ininteligibles pero cargados de significado. Con el …
Es curioso cómo los extremos se doblegan de tal manera que terminan provocando el efecto opuesto a su naturaleza. El frenesí a mi alrededor a alcanzado un punto de ebullición y, muy lejos de distraerme, me …
– Ya me han dicho que tengo una mirada fría. – Fria no, gélida. Pero esa no es un tu mirada, es una mascara. Lo sé porque la he visto caerse, aunque sea solo unos segundos. …
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