Las ramas desgarran pedazos de la blusa de algodón, las mangas pronto serán poco mas que retazos. La tela del vestido de paño rojo que cubre el resto de su cuerpo no solo resiste, sino que compensa el peso que impone al protegerla de los cortes que serían de cualquier otra manera inevitables. Ella no lo nota; a la velocidad que corre, lo único que le preocupa es no caer. Pero el frío de la tierra sube por sus pies …
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