¿Has probado la sangre? Yo tampoco. Pero he saboreado el miedo y se le parece mucho.
El caracter del ser humano es maleable. Nos gusta pensar lo contrario, sobre todo cuando estamos en lo que creemos ser la cúspide de nuestra propia imagen. Solemos olvidar que, una vez alcanzada la cima, el resto del camino es cuesta abajo. Y es precisamente durante el descenso cuando el material del que estamos hecho se nos revela. A golpe de vida y de muerte, a golpe de nostalgia, de remembranzas y de conversaciones que nunca se dieron.
Nos preocupamos por construir el andamiaje que nos llevará a la cima mas alta, y añoramos el fantasma de ese vértigo que nunca hemos sentido, pero que, estamos plenamente seguros, nos hará recordar que estamos vivos.
Se nos va la vida en el intento de probar que estamos vivos.
Y un día, lo logramos. Llegamos a la cima y nos contemplamos, porque llegar siempre lleva implícito el placer de contemplarse a uno mismo. Y lo sentimos, el vértigo; descubrimos los pulmones, repletos de todo; descubrimos el corazón, extasiado por el tamboreo que revienta el pecho; descubrimos la razón, trémula y temerosa.
Y desaparece.
En un segundo, llega, hace estragos y desparece. Y es entonces, en medio del total y absoluto silencio, nos envuelve en sus brazos el verdadero anfitrión de nuestro destino. Y sentimos miedo.
Es en ese preciso instante, en medio de todo lo que una vez consideramos preciado, rodeados por cada una de nuestras virtudes, fabricadas con el esmero y con premeditación, cuando comprendemos que habiendo ganado, hemos perdido. Que lo hemos perdido todo. Y el miedo nos abraza y nos besa y nos agradece nuestra compañía; una compañía de multitudes.
Pero el miedo no solo es cínico, también es justo. Podemos elegir continuar, podemos elegir descender y el miedo descenderá con nosotros. Ya no hace falta andamiajes, con los recuerdos basta. Es precisamente durante el descenso cuando el material del que estamos hecho se nos revela. A golpe de vida y de muerte, a golpe de nostalgia, de remembranzas y de conversaciones que nunca se dieron.
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